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La publicación digital posventa.info recoge en un reciente informe cómo afecta a los coches el nivel de estrés de sus propietarios/conductores, debido a los cambios en el modo de la conducción, que en algunos casos puede dañar al vehículo:
- El estrés hace que se corra más de la cuenta y se exceda la velocidad. Esto hace que al circular por ciudad se realicen más frenazos y acelerones. Los neumáticos y los frenos se ven deteriorados por una conducción agresiva.
- Se reduce la distancia de seguridad y, por lo tanto, también se frena más de la cuenta y con mayor brusquedad.
- El conductor está menos alerta ante posible imprevistos, mientras que las posibilidades de sufrir un accidente aumentan considerablemente.
- Al realizar una conducción más agresiva, en el caso de los coches con palanca de marchas, el conductor tiende a forzar este cambio o a realizarlo demasiado tarde, revolucionando así el motor del vehículo. El motor, la transmisión y el sistema de frenos se deterioran mucho más rápido.
- Se incumplen más las normas de tráfico y aumentan las posibilidades de colisión. No se ponen los intermitentes, no se cede el paso y se olvidan acciones básicas como ponerse el cinturón de seguridad o colocar bien los espejos retrovisores.
- El consumo del coche también es mayor, al realizar una conducción más brusca.”
(Fuente: www.posventa.info)